miércoles, 20 de octubre de 2010

PAREDES PARA LA LIBERTAD




Las paredes lentamente se fueron llenando de colores. Muchas manos tomaron durante todo el domingo pinceles que nuevamente colorearon los altos muros del que fuera el ex Centro Clandestino de Detención y Tortura “Olimpo”. Esta actividad, junto a decenas de otras, se vienen llevando adelante desde hace años por vecinos, docentes, alumnos y gran parte de la comunidad educativa del distrito 11° y 13° del barrio de Floresta. Desde entonces el Olimpo viene siendo escenario de la realización en forma colectiva, de murales en homenaje a Carlos Fuentealba y en defensa de la escuela pública, recordando a los mártires de Trelew y a la caída en combate del “Che” Guevara, entre otros.

La música acompañó al sol que durante toda la tarde iluminó la jornada. De los parlantes no sólo salían guitarras, bombos y violines, también se escuchaba la voz de las y los vecinos que manifestaban la necesidad de no olvidar y seguir construyendo. Mientras un maestro de la escuela pública del barrio leía un poema, el mate circulaba de mano en mano y los niños inundaban las veredas de dibujos pintados a tiza.

Hace algunas semanas los murales colectivos fueron objeto de atentados por grupos que reivindican el terrorismo de Estado. A pocos días del 24 de marzo de este año se realizaron unas pintadas fascistas sobre el taller “Orletti”, otro centro clandestino de la dictadura relacionado con el Plan Cóndor y que se encuentra también en el barrio de Floresta.

En vísperas de un nuevo aniversario de la “Noche de los Lápices” aparecieron pintadas sobre los murales del Olimpo, así como tachaduras, manchas y otros daños. Desde entonces, las agresiones han avanzado y han sido firmadas por un grupo de extrema derecha que posee un local a tan sólo una cuadra y media del lugar.

Mariano nos comenta que “ese grupo sabía lo que dañaba, conocía qué hacía y es por eso que pintaron consignas que exaltan el odio, la discriminación, que son contrarias a la memoria de los pueblos”.

Fue contundente la respuesta en la calle. El barrio se manifestó con una festiva jornada cultural de la que participaron diversos artistas, grupos musicales y teatrales. Hubo muestra de fotos, baile y kermesse de juegos. El fruto de este encuentro que desde el mediodía y durante toda la tarde, albergó a niños, niñas, jóvenes y adultos, no sólo fue la restauración de los murales dañados, sino que se realizó un nuevo mural colectivo. Porque aquellos que a escondidas agredieron y pintaron los murales, el trabajo de cientos de manos trabajadoras, familias, artistas y miembros de organizaciones culturales le demostraron que “quienes estamos por la libertad somos miles y la vida está de nuestro lado”.

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